jueves, 10 de febrero de 2011

Rodrigo García

Tragué, mentí, olvidé, dejé mi cama perdida de sudor, acepté,convencí, enfermé, pensé, arañé y mordí.
Sostuve, me enrfenté, maldije, me tronché, lloré y me olvidaron.
Palpité, olvidé, suavicé, perduré, me limpié.
Contuve la respiración defendí una idea, me alegré de una muerte.
Disfruté, me sacié, maldije un nacimiento, perdí la razón.
Perpetué, observé, chupé, me arrastré, curé yo sola mis heridas.
Me recobré, volví sobre mis pasos, se soldaron mis huesos en 12 días.
Tuve hijos, me alegré, celebré, llegué tarde, hablé para arreglar las cosas
Hice grandes problemas de nada, caminé en la arena y con el viento en contra.
Robé, mordí, palpité, traicioné, hice trampas y se notaron.
Reflexioné. Dije, debes ser una tia reflexiva.
Hice, hice, hice.
Y me detuve, pasé mucho rato quieta. Y allí me quedé.
Y cuando todos tenían una imagen hecha de mí, les causé sin quererlo, sorpresa.
Conmoví.
Perduré. Me alegré. Me olí. Me reconocí. Tuve tiempo.
Prometí no hacer lo mismo, hice lo mismo, viví cien veces la misma vida.
Usé todos los verbos, busqué en el disccionario verbo a verbo y los habia usado todos,
menos el verbo morir.
Y me alegré,
ya que morir
-me parece-
no debería ser un verbo.

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